El objetivo de esta presentación es subrayar los aspectos cognitivos de una corriente literaria y artística del siglo XX: el surrealismo. La creación artística surrealista se propone instaurar una nueva relación entre el hombre y el mundo, tanto a nivel político y ético (el surrealismo es explícitamente un proyecto de emancipación del ser humano) como a nivel estético (con una nueva concepción de la belleza: la belleza convulsiva). La poesía y el arte son dos formas privilegiadas de la expresión libre a la cual se refiere el surrealismo. A diferencia de lo que ocurre con un pensamiento lógico, la mente que se dedica a una actividad poética o artística no pretende describir una realidad objetiva. El pensamiento lógico realista nos presenta una forma de realidad; la poesía y el arte nos enseñan otras. El espíritu nuevo del surrealismo consiste sobre todo en la afirmación que el hombre es capaz de construir muchos tipos de realidad. La actitud realista disimula a la conciencia la verdadera amplitud de la vida mental. André Breton, el principal representante del surrealismo, imaginaba en 1924 la posibilidad de acordar al testimonio poético un valor equivalente al que se acuerda, por ejemplo, al testimonio de un explorador. Al reivindicar una extensión de lo real más allá de los límites de lo dado, los surrealistas entendían oponerse a la opinión según la cual lo dado sería primordial. El arte de imitación es para Breton una deserción intelectual que entretiene el hombre en la creencia que su rol se limita en una vida contemplativa consagrada a la observación de cosas y fenómenos exteriores. La “reconstitución del mundo” por un Pablo Picasso corresponde a la preocupación de restituir el poder creativo de la imaginación a la producción de imágenes ópticas nuevas. Palabras claves: Imaginación, creatividad, surrealismo, principio de placer/principio de realidad.