El Enactivismo brinda un marco de investigación con el potencial de proporcionar una nueva perspectiva al estudio de la cognición moral. Colombetti y Torrance (2009) han propuesto un enfoque Enactivo de la ética, basado en el análisis de las cualidades morales presentes en las interacciones sociales. De ello, los autores sugieren dos importantes cambios en el estudio de la moralidad: 1) ver que el contenido o la valoración moral de una situación dada, emerge tanto de la interacción de los participantes como de la toma de decisiones autónoma de los mismos participantes, y; 2) ver que las interacciones sociales no son, en esencia, moralmente neutrales. Esto propone que las cualidades morales de las interacciones sociales deben de ser tomadas en cuenta como un objetivo autónomo de la evaluación moral. Como consecuencia, se plantea que el dominio de las interacciones sociales y su dimensión relacional deben de ganar un lugar central en el estudio de la moral. Esta propuesta es fructífera, aunque su enfoque se limita a interacciones diádicas y cara-a-cara, lo cual debe ser extendido a una esfera más amplia de interacciones. Para ello, recurro a la noción de heteronomía planteada por Steiner y Stewart (2009), mediante la cual analizo la relación entre las interacciones interindividuales concretas y el trasfondo normativo en las que tienen lugar, es decir, tales interacciones se efectúan en un contexto que requiere acatar normas sociales y culturales preestablecidas, cuya relación debe ser precisada. Esto permite ampliar el enfoque moral enactivo; en un marco que expande la noción de autonomía (aceptada en la tradición enactivista) mediante la noción de heteronomía y, de esta manera, se ofrece una aproximación Enactivista al estudio de la cognición moral.