Con frecuencia se asume que en toda experiencia consciente siempre hay un “yo” que está siendo afectado por la experiencia. El sujeto puede equivocarse cuando se refiere al contenido de su experiencia, pero difícilmente se va a equivocar al referirse a la persona a la que le está sucediendo cierto acontecimiento, es decir, sabe que la experiencia que sea es para él, la recibe él. ¿Pero sucede lo mismo en casos patológicos severos? ¿Puede haber pérdida del yo? Si aceptamos que el juicio se deriva de la experiencia, los reportes de pacientes en casos patológicos como TID y síndrome de Cotard indican que en esos casos hay una pérdida del sentido del yo. El problema con esta afirmación controversial se debe a las maneras en las que se ha entendido “sentido del yo”. Una de ellas es simplemente como “perspectiva de primera persona”. En este trabajo vamos a debatir que esta manera de entender el sentido del yo, no es relevante ni suficiente para entender aspectos esenciales en la vida de los sujetos, más aun, esta manera de entender el sentido del yo, no explicaría los reportes que hacen los pacientes en los casos aquí estudiados, ni las acciones que llevan a cabo. Así pues, vamos a tomar la distinción que hace Gallagher del sentido del yo. Este puede entenderse como: yo mínimo o yo narrativo. Enfocándonos en el yo mínimo, que a su vez tiene dos aspectos constitutivos: pertenencia y agencia. En este trabajo defenderemos que en los casos patológicos aquí estudiados se ve afectado por lo menos uno de los aspectos y, en casos extremos, probablemente ambos.