¿Cómo aprendemos a diseñar un espacio arquitectónico? ¿Cuáles son las habilidades que necesitamos desarrollar para generar espacios arquitectónicos más acertados? Actualmente existe una deficiencia en la formación arquitectónica que surge de la brecha entre lo visual y lo sensorial. Al entender la Arquitectura como un arte, se ha le ha dado prioridad al valor formal y visual del objeto arquitectónico, provocando que la relación entre el cuerpo en movimiento y el espacio se diluya, tanto en algunas metodologías de formación actuales, como en los productos finales. Para abordar esta problemática, tomaremos como ejemplo central la etapa básica de distintos talleres de la FA - U.N.A.M., para contraponer las nociones de espacialidad adquiridas por los estudiantes, en relación al nivel de corporización de los ejercicios. Si bien esto podría tratarse desde la pedagogía, este trabajo se enmarca en las teorías de la cognición corporizada y de Pensamiento Espacial y del Pensamiento de Diseño. Esto nos ayudara a (1) mostrar que todo proceso de diseño implica un tipo de pensamiento específico, el cual puede servir para desarrollar una serie de habilidades espaciales con mayor experticia y (2) para reforzar la idea de que al incorporar el marcaje de movimientos como aproximación a la acción motriz durante la etapa formativa en el campo de la Arquitectura, es posible que los estudiantes incorporen la relación entre su propio cuerpo y el espacio de escala media de manera pre- reflexiva, provocando que sus diseños arquitectónicos finales sean más acertados.