Histórica y tradicionalmente se ha considerado que en cada proceso artístico se genera una mediación a través un canal perceptivo preponderante. Pero, aunque algunos podemos comprender que no es de este modo, es lo que sobresale de la convención social: que el medio perceptivo concerniente a las mal llamadas artes “plásticas” es el de la vista, o el de la música es el oído, y que en otras expresiones como las escénicas o el cine intervienen ambos.

Esto en la actualidad es, si no un error, una limitación. Además, desde un periodo posterior a la segunda mitad del siglo XX, los procesos del arte se han modificado. Y los modos tradicionales para comprender a las artes están desfasados en sus comprensiones sobre las morfologías y los procesos de convergencia o combinación.

El arte nunca ha estado a la saga de los cambios instrumentales, técnicos y tecnológicos que afectan y conforman al desarrollo cultural. El ser humano ha comprendido en realidad al campo del arte, junto con otros donde las investigaciones son más ponderadas como el científico, puro o aplicado, en tanto un ámbito donde se ensayan, comprueban y generan herramientas que inciden en toda la cultura.

En su desenvolvimiento, los procesos artísticos multidisciplinarios destronan el sentido reduccionista con el que se ha comprendido la percepción. Porque en una perspectiva más expandida del conocimiento sensorial, intervienen otros sentidos: más que los que se consideran corrientemente.

Abierto a la asimilación e interrelación con otras tantas disciplinas, en el arte se han incrementado las nociones y prácticas que activan más vías perceptivas. Hablamos de una inter-sensorialidad que difiere, aunque posee nexos, con lo sinestésico. Mas ofrece posibilidades instrumentales, procesuales, que permiten una creatividad, como proceso superior, para un ser humano diferente.